La realidad trans: Hacia posturas con base en el respeto

Juan Francisco Lomelí Rafael

Profesor normalista

Lic en pedagogía, maestrías en ISIDM y UNIVEs.

Doctorado en Universidad Santander

Director de USAER

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Ciertamente, estamos viviendo una serie de cambios que han permitido visualizar a grupos minoritarios, a comunidades que han sido relegadas, olvidadas o agredidas, por no ajustarse a lo que consideramos como normal en cuanto a preferencias, gustos, características físicas, comportamientos, etc.

Por ejemplo, hay una población que se ve diezmada con relación a su intersexualidad, es decir, que nacen "con variaciones de las características sexuales", sea en el aspecto anatómico o fisiológico y que se aleja de lo que conocemos de manera típica como hombre o mujer.

Al hablar del aspecto biológico, de la corporalidad de cada individuo, podemos coincidir que, a excepción del ejemplo citado, la mayoría de los seres humanos nacen con genotipo que lo define como hombre o mujer. Son los cromosomas llamados "X"-"Y" que hacen esa diferenciación.

Entonces, si alguien nace con cromosomas XX, tendrá una corporeidad de mujer y si la combinación es XY, la anatomía y fisiología corresponde a un hombre.

De hecho, en el reino animal se da esta condición de la procreación de dos individuos cuya diferenciación, en el terreno sexual, es tener gametos de un sexo y otro, con las excepcionalidades que se dan en la naturaleza, como, decíamos, en el caso de personas intersexuales o animales hermafroditas, como, por ejemplo, algunas esponjas y medusas que tienen la capacidad de reproducirse por sí mismos.

Hasta aquí la parte biológica, pues la idea es entrar al terreno de la identidad de género, orientación sexual y expresión de género, que es un tema al cual se le ha dedicado muchas letras, discursos, polémicas y desencantos.

¿Por qué tales polémicas?

Continuando, decíamos, las opiniones se ven entrecortadas y divididas, acrecentándose ante movimientos con mayor impacto que datan de la última década del siglo pasado. Aunque tales expresiones han subsistido a lo largo de la historia de la humanidad, así como la variedad de orientaciones sexuales, es decir, la atracción emocional y sexual hacia una persona, más allá de la heterosexualidad, o atracción de dos personas de distinto sexo y por qué no decirlo, la no atracción hacia las personas con relación a la sexualidad.

Por lo tanto, en la Web se pueden encontrar términos, para referirse a ciertas orientaciones sexuales, como homosexualidad, bisexualidad, pansexualidad, semisexualidad, autosexualdiad, asexualidad y un gran etc.

Al hablar de expresión de género, se dice que es la manera como un individuo se viste y se comporta, que no necesariamente será acorde a los cánones sociales, es decir, una persona podrá tener atracción por las mujeres y vestirse y comportarse como mujer, independientemente de las características de su corporeidad respecto al sexo con el que nació.

Con relación a la identidad de género, tiene que ver en cómo se auto percibe la persona, independiente del género biológico con el que fue procreado, su preferencia sexual o expresión de género.

Entonces, podemos encontrar variaciones en cuanto a la identidad de género, como el cisgénero, que se identifica con el género en que se nace, es decir, un individuo con gametos XX se identifica como mujer y el individuo con gametos XY se identifica como hombre; transgénero que tienen una identidad de género diferente al género con que se nace; transexuales que buscan asistencia médica para tener características del género con el que no se nació; y tercer género o no binario quienes no se identifican con el género masculino o femenino.

Al respecto, se dice que esta identidad o autopercepción inicia en edades tempranas, entre tres y cinco años de edad, cobrando relevancia el aprendizaje social y el contexto en que se desenvuelve el o la menor.

Y aquí ponemos el acento dado que en varios sectores de la población se genera una controversia ante el uso de las redes sociales para difundir estas realidades, es decir, de menores que manifiestan una identidad diferente a su sexo, denominados como infatrans, lo cual los lleva a transitar por un terreno social en que poco se profundiza en estos temas.

Si tal situación es comprendida por la familia, las interrelaciones de estos menores se pueden sortear, lo cual se complica cuando hay desavenencias.

Y esas pueden darse por prejuicios, desinformación o posturas ajenas a tal perspectiva, convirtiéndose en barreras que le limitan una plena inclusión, sea en sus propias familias, en sus círculos sociales, en la escuela, etc.

Ante ello surgen cuestionamientos como:

¿Qué barreras enfrentan niñas y niños trans?
¿Cómo influye el aprendizaje social en la identidad de género?
¿Qué confusiones surgen en la interpretación de la perspectiva de género?
¿Qué intereses hay tras esa perspectiva de género o perspectivas contrarias a ella?
¿Cómo cohabitar con perspectivas diferentes?

Y otras preguntas que posiblemente se haga el lector de este artículo, cuyas respuestas habría que generarse mediante lecturas que permitan conocer más a fondo esta perspectiva, así como de análisis serios bajo la lupa de otras posturas, que ayudaran a salvar las barreras de conocimiento para llegar a comprender y respetar aquello que está alejado de nuestras formas de pensar.

Lo anterior puede favorecer la aceptación de las personas que, en facultad de su derecho a vivir su sexualidad acorde a sus convicciones, identidad, preferencia u orientación, se aleja de los cánones en que hemos sido formados.

Para ahondar en este tema, te invito a leer los artículos siguientes, en que se analizan algunos aspectos arriba señalados, que nos pueden ayudar a comprender mejor esta realidad que circunda, que nos eviten prejuicios o actitudes que afectan o atentan a la integridad de aquellas personas, decíamos, con identidad, orientación y expresiones que se alejan de lo que consideramos que debiera ser “normal”.

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