domingo, 16 de junio de 2024

Padre Cada Día Más Allá de una Fecha en el Calendario


                              Juan Francisco Lomelí Rafael  

Profesor normalista
Lic en pedagogía,  maestrías en ISIDM y UNIVEs.
Doctorado en Universidad Santander
Director de USAER

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No es necesario un día específico para reconocer el esfuerzo que haces al prodigar amor, afecto, abrazos y palabras de aliento a ese ser que tiernamente te llama papá. Ese ser que fue gestado en el vientre de esa mujer que la vida te puso en el camino, con quien hiciste un pacto de amor del cual surgen esas caricias y miradas admirables de tu hija o hijo, manifestaciones que son un combustible para continuar con ese compromiso de apoyarle en sus primeros pasos, palabras y dificultades, para impulsarle a lograr volar tan alto como tú o quizás más.

No, no es necesario un día específico, pues el reconocimiento lo recibes día a día: al mirar la sonrisa cuando le despiertas, al sentir su cuerpo tibio que reconforta las largas jornadas de trabajo, al extasiarte con sus logros, al verle crecer y reconocer que el esfuerzo vale la pena.

No, no es necesario un regalo material o aplausos mientras tu hija o hijo esté contigo y siga prodigándote miradas tiernas, abrazos y caricias; al escuchar su voz y muestras de admiración; al sentirte el hombre más importante en su vida. Ese sentimiento no tiene precio, pues te mantiene vivo, activo y al acecho para no caer del pedestal en el que te tiene.

No, no es necesario un día del padre específico cuando tu hija o hijo está contigo. Al sentirle cerca, dentro del mismo espacio, dentro de tu hogar, allí tienes el reconocimiento cotidiano.

 Sin embargo, ese tiempo es efímero, pues ese amor incondicional que prodiga el hijo o la hija, en el mejor de los casos, dura hasta la adolescencia; después se esfuma como parte del ciclo de la vida. Llega la etapa del alejamiento y, aunque los tienes cerca, los sientes distantes. Con sus propios pensamientos, con sus enamoramientos y compromisos que cada día los aleja de ti. Pero es de reconocer que para eso los estabas apoyando: para que hagan su vida como el polluelo que, al sentir sus alas fuertes, remonta el vuelo y no vuelve a su nido.

Así es la vida; es parte del paquete en el momento de decidir ser padre: llegan, les amas, les apoyas en su formación y les dejas volar.

No, no es necesario un día específico para el día del padre porque aceptas ese destino y lo afrontas reconfortándote con el recuerdo de haberlos visto nacer, crecer y decidir hacer su vida.

No, no es necesario un día para festejar el día del padre porque nunca podrás competir con el amor de una madre. Hasta la muerte tendrás la imagen de ese ser que prodigó su amor y cabe la posibilidad de que lo haya compartido con un hombre al cual llamaste padre.

Hasta pronto

 ¡Éxito en tu quehacer!

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1 comentario:

  1. Excelente, que hermoso texto escrito e inspirado de Dios y el camino recorrido por la vida. Muy humano como siempre te has caracterizado saludos gracias por compartir

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