Bienvenida-Bienvenido a este blog Aprendiendo a Distancia
Hola, me llamo Espectro Autista y quiero
presentarme. A menudo me identifican como un Trastorno porque cambio la forma
en que las personas experimentan el mundo y se comunican con los demás. No soy
una enfermedad, sino una forma diferente de ser que merece comprensión y
aceptación.
Entre las características que definen mi presencia
están:
Dificultades en la comunicación: Puedo hacer
que sea complicado para alguien iniciar o mantener una conversación, establecer
contacto visual o interpretar las sutilezas de las interacciones sociales.
Intereses focalizados: Mis intereses pueden
ser intensos y específicos, y las rutinas son importantes para mí. Cambios
inesperados pueden resultar abrumadores, pero también proporciono una fuente de
consuelo y estabilidad.
Sensibilidad sensorial: Puedo influir en cómo
se perciben los sonidos, luces y olores, haciendo que algunas personas sean
extremadamente sensibles a ellos, mientras que otras pueden no serlo tanto.
Repetición de comportamientos: A veces, me
gusta la repetición, ya sea girar en círculos, balancearme o caminar de un lado
a otro. Estas acciones pueden ser calmantes y ayudar a lidiar con un mundo que
a veces se siente caótico.
Cada persona con la que convivo es única, y aunque
compartimos algunas similitudes, cada una tiene su propia combinación de
fortalezas y desafíos. Por eso me llaman 'Espectro', porque hay una amplia gama
de maneras en que puedo manifestarme.
Es crucial buscar especialistas, como psiquiatras,
neurólogos pediátricos, pediatras del desarrollo o psicólogos clínicos, para un
diagnóstico preciso. También es importante acercarse a instituciones
especializadas o buscar recursos en línea para obtener más información.
El 2 de abril es un día dedicado a la
concienciación sobre mí, el Espectro Autista. Es una oportunidad para aprender,
apoyar y promover ajustes razonables en la educación y en la sociedad, para que
aquellos con quienes convivo puedan aprender y participar plenamente en la
vida.
Para más información, te invito a explorar los
recursos disponibles en este blog y unirte al movimiento de concienciación
sobre esta condición que hace diferente en percibir el mundo de quienes comparten esta condición del Espectro Autista.
Al conocer mis características, se pueden derribar barreras de conocimiento y actitudinales, para hacer del mundo un lugar más
inclusivo y comprensivo para quienes lo habitan.
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Otra elección más en la vida política de nuestro
país para elegir a quien encabezará el gobierno federal el próximo 2 de
junio de 2024. En esta ocasión, lo extraordinario es que hay dos
candidatas mujeres y un hombre, a saber: Álvarez Máynez Jorge (MC), Gálvez
Xóchitl Ruiz (PAN-PRI-PRD) y Sheinbaum Pardo Claudia (MORENA-PT-PVE).
Igualmente, se elegirán gobernadores de 8
estados: Jalisco, gobernado por MC; Morelos por Encuentro
Social; Yucatán y Guanajuato, por el PAN y; Chiapas,
Puebla, Tabasco, Veracruz y Cd. De México, por MORENA.
Además, se renovarán senadurías, diputaciones, así como dirigentes
municipales.
En este contexto electoral, es importante que los
contendientes y simpatizantes recuerden que parte del aprendizaje se da por
imitación. Sus campañas estarán vistas por millones de mexicanos adoloridos
por tanta violencia, y estamos hartos de mirar y escuchar desacreditaciones u
ofensas entre quienes contienden o de quienes se creen con derecho a vociferar.
Es imperativo que la cultura de paz se convierta en un pilar fundamental
para el bienestar de la sociedad. Por lo tanto, es una oportunidad para
quienes contienden hacer huella propositiva y presentar sus ideas de manera
respetuosa, evitando descalificaciones mutuas.
Una forma de hacerlo es estableciendo una
comunicación asertiva, evitando caer en provocaciones y siendo mesurados al
hablar. Centrarse en las ideas y propuestas en lugar de desacreditar al
oponente es fundamental. Además, es crucial estar atentos y escuchar las
preocupaciones de la ciudadanía, ser humildes y valorar todas las
opiniones.
La transparencia en las propuestas es básica
y debe estar respaldada por datos y argumentos sólidos. Los debates deben
permitir la fluidez de las ideas, y los candidatos deben comprender que sus
actos demuestran su educación y formalidad, lo que se espera de quienes
ocuparán los puestos.
Es importante trascender más allá de las
propuestas. Para ello, se deben considerar mesas de discusión de éstas dentro de un clima de paz. Invitar a la ciudadanía a participar
en estos comicios y motivarlos a informarse y analizar el abanico de ideas es
esencial para elegir a quienes estén verdaderamente comprometidos con el
pueblo.
La participación de los medios masivos de
comunicación será crucial. Dentro de esta cultura de paz, deben incitar
al ciudadano al análisis y la reflexión, evitando sesgos por intereses
mezquinos. Abogar por una elección democrática que facilite al pueblo elegir a
sus gobernantes, a aquellos que consideren aptos para los puestos, es una
responsabilidad.
En resumen, sea este breve escrito una invitación a
ser activos en las elecciones de 2024. Debemos tomarnos el tiempo para analizar
las propuestas de quienes gobernarán en los próximos años, ya sea a nivel
nacional, estatal o local. En nuestras conversaciones, debemos argumentar sin
acaloramiento, incluso si no estamos de acuerdo con los razonamientos de
nuestro interlocutor. Otorguemos el derecho a expresarse y respetemos sus
opiniones. Al hacerlo, fomentaremos una cultura de paz y nos opondremos a la
violencia y la desinformación. Recordemos que nuestros niños y adolescentes
aprenden por imitación, y queremos que sigan conductas inclusivas y respetuosas.
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La lavadora zumba en el rincón de la pequeña
cocina. El sonido monótono se mezcla con el clic de mi teléfono al enviar un
mensaje a mi esposo. Como tantas veces, él avisa que llegará tarde debido a urgencias
en el trabajo. No lo esperaré para cenar.
Lupita, nuestra hija, está sentada en la mesa,
lápiz en mano, tratando de completar la tarea que le dejaron en su primer grado
de primaria. La animo a terminar, aunque su atención se desvía hacia la ventana.
Allí, Javier, su hermano quien le sigue en edad, juega en el patio trasero. Le
grito que ya es hora de entrar a casa y dormir.
Entre mensajes a Carlos y Arturo, mis otros dos
hijos, me doy cuenta de que aún no he preparado el material que debo llevar mañana
a la escuela primaria donde trabajo. A las seis de la mañana, saldré corriendo
para llevar a Javier a la secundaria. Por suerte, un solo camión me deja cerca
de la primaria donde también llevo a Lupita. Por fortuna el director accedió
que ella esté también en esta escuela.
Carlos y Arturo, en cambio, se dirigen a la
preparatoria por su cuenta. Recuerdo cuando los tres estaban en primaria y
secundaria al mismo tiempo. Aquellos días eran un torbellino de logística:
llevarlos a la escuela, llegar puntual al trabajo y ayudarles con sus tareas. A
veces, parecía que tenía que dividirme en dos para cumplir con todo.
Y así, en nuestra apretada casa, sigo yendo y
viniendo en este lunes por la noche. Es igual a todos los lunes de las semanas,
a todos los días del mes, a todas las semanas del año desde que me casé y los
hijos comenzaron a llenar nuestro hogar.
No me quejo, pero sí me siento cansada. Además de
trabajar en la primaria por las mañanas, atiendo a algunos niños por las
tardes, dando terapias físicas o ayudándoles a regularizarse en sus estudios.
Es un esfuerzo extra para contribuir a los gastos familiares.
Así es mi vida, llena de responsabilidades y amor.
A veces, me pregunto si algún día tendré un momento de descanso. Pero luego
miro a mis hijos y sé que cada sacrificio vale la pena.
Los cantos de los pajaritos llenan mi hogar, y los
ruidos que hacen se entrelazan con las caricias de los dos gatitos que rescaté
de la calle. Estaban abandonados, pero ahora encuentran refugio en nuestra
casa. También están los tres perritos chiqueados, con sus ojos tiernos y sus
colas moviéndose en señal de alegría. Mis hijos juegan con ellos, y sus risas
llenan cada rincón.
Sin embargo, mi vida no se asemeja en nada a la que
llevó mi madre con su carga de once hijos. La suya fue una vida de lucha y
sacrificio. Afortunadamente, yo tuve la oportunidad de estudiar y procurarme
una vida diferente. Mi madre me cuenta cómo batalló y obró milagros para
sacarnos adelante. Mi padre, un campesino, apenas ganaba lo suficiente, y su
aporte se reducía cuando decidía irse de juerga.
Así que mi madre, además de cuidarnos a nosotros,
lavaba ropa ajena y planchaba por las noches. Cuando el alboroto de nuestra
casa de once hijos cesaba, ella seguía trabajando. Los reclamos y exigencias de
algunos de nosotros me imagino que eran lacerantes para ella, que no
comprendíamos lo agotada que podía estar.
Los rezos eran su bálsamo en esas noches
interminables. Su voz pausada llegaba a las pequeñas habitaciones donde nos
apretujábamos. Éramos cinco mujeres y seis varones. Aún recuerdo las palabras
que repetía: “…A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos,
gimiendo y llorando en este valle de lágrimas…” Ese valle de lágrimas en el que
mi madre se sumía noche tras noche, planchando, con el temor de que mi padre,
en sus días de embriaguez, llegara y comenzara con sus reclamos y gritos. A
veces, la violencia se entremezclaba con los golpes.
En mi vida, también hay cansancio, pero es
diferente. Trabajo en la primaria por las mañanas y atiendo a niños por las
tardes para contribuir a los gastos familiares. No es fácil, pero no me quejo.
Miro a mis hijos y sé que cada esfuerzo vale la pena. A veces, cuando escucho
el canto de los pajaritos, siento que mi madre está conmigo, susurrándome
palabras de fortaleza en este valle de lágrimas que también es mi hogar.
Mi esposo no es violento, pero cuando bebe, se
vuelve romántico y persiste en que compartamos un momento juntos. No puedo
decir que disfrute el olor a alcohol en su aliento ni su sudor. Sin embargo,
como decía mi mamá, hay que aceptar la cruz que uno decidió cargar.
Ahora que lo pienso, estamos en marzo, y escuché en
la radio que la Cámara de Diputados ha declarado el 9 de marzo como el “Día
Nacional Sin Nosotras”. Su propósito es visibilizar la importancia de las
mujeres en la sociedad y su lucha contra la desigualdad, la violencia y la
falta de oportunidades. Aunque este es solo un dictamen enviado a la Cámara de
Senadores, espero que lo aprueben y sea publicado pronto. Al
menos, tendremos un día en el que podremos olvidarnos de nuestras
responsabilidades, y los hombres deberán valerse por sí mismos, sin pedirnos
ayuda para todo.
Mi comadre me habló sobre este día. Ella fue
valiente al dejar a su esposo en la Ciudad de México y mudarse a esta ciudad
del occidente. Se cansó del maltrato, las injurias y la falta de atención por
parte del padre de sus cuatro hijos. Salió solo con el pasaje y unas pocas
mochilas de ropa. Afortunadamente, su hermana vivía aquí y la acogió por un
tiempo. Mi comadre es una luchadora y encontró trabajo rápidamente.
Me dijo que este movimiento comenzó a nivel
internacional en 2017 y llegó a México en 2020, en que hubo un paro nacional,
aunque pocas mujeres estábamos al tanto. Personalmente, no suelo participar en
esas manifestaciones. Tengo demasiadas responsabilidades en casa como para
perder tiempo en ellas. Pero celebro que otras mujeres se unan y luchen por un
mundo más justo.
El año pasado, tomé el día. El director nos
permitió faltar y recuerdo una tarjetita que me envió un compañero de trabajo
que decía: “Un paro es un acto de voluntad para manifestar una inconformidad.
Cuando pides autorización, minimizas su impacto. Cada mujer decide sumarse o
no. Es por convicción, porque te interesa sumarte. La autoridad solo puede
solidarizarse y no debe generar represalias. Si lo hiciera, afrontaríamos la
situación, sin quedarnos calladas. En un paro, no se pide permiso; aunque sería
favorable avisar. Malala Yousafzai se atrevió. ¿Y tú?”
Este mensaje me ha hecho pensar en que necesito
atender este llamado y lo haré por convicción. Estoy cansada de soportar tanta
carga de trabajo. Quiero que Lupita tenga un futuro mejor. Me imagino a ella y
a mí ese día, haciendo lo que queramos, excepto trabajar o realizar tareas
domésticas. No serviré a mis hijos, quienes, al igual que su padre, son bien
atenidos. Ya verán ellos como resuelven lo de sus comidas o de atenderse en las
cosas en que siempre me necesitan y que ellos pueden hacer.
Basta de pensar tanto. Tengo que adelantar trabajo
para evitar acumulaciones de actividades en la semana, para no terminar el
sábado agotada como una burra con doble
carga, además, ese día es el 9 de marzo y debo estar alerta para participar en
el paro, el día en que se las arreglarán Sin Nosotras.
Así que, mientras la lavadora sigue su zumbido y el
mundo duerme, me prometo a mí misma: seré valiente como Malala Yousafzai y
muchas otras mujeres que han decidido emitir un grito silencioso, a sumarse a
ese día nacional Sin Nosotras. Me
uniré al paro, no por el consentimiento de esa iniciativa política, sino por
convicción. Porque cada mujer decide sumarse, y yo elijo sumarme. Debo de
alguna manera hacer que me escuchen mediante el silencio que habrá en las
calles con la ausencia de las mujeres, en los centros comerciales, en el
transporte, en cualquier espacio público. Me quedaré en casa a disfrutar de
ella, pero sin hacer ninguna actividad que no sea la de atenderme a mí misma.
Porque el paro no es solo no ir a trabajar o dejar de trabajar en casa. Es que
ninguna mujer se le vea en ningún lugar, es invisibilizarnos a voluntad ese día,
para que se nos visibilice en el día a día.
Consulta
Cámara de Diputados (024) Dictamen: 9 de marzo "Día Nacional Sin Nosotras". 👉Boletín 6089/27/02/2024